La educación como una oportunidad de crecimiento

La educación como una oportunidad de crecimiento


Sabemos que afortunadamente hoy muchos padres están cada vez más involucrados en la educación de sus hijos e hijas.

Si desde el inicio de las vidas de sus pequeños, los papás van siguiendo paso a paso su crecimiento, manteniendo una buena comunicación y estando al tanto de sussentimientos y vivencias, en lo cotidiano, pueden disfrutar desde cerca el maravilloso mundo infantil y adolescente. De esta manera van generando una cercanía y conocimiento mutuo que se perpetúa en el tiempo.

La relación padre-hijo es fundamental tanto para las hijas como los hijos y una preciosa oportunidad para los papás, que afortunadamente han ido descubriendo lo que se estaban perdiendo al dejar la crianza en manos de las mujeres.

El educar a los hijos es una oportunidad muy enriquecedora, pero requiere de mucha paciencia, comprensión y generosidad. Vivimos en una sociedad en la que se resalta lo brillante, lo rápido. Domina lo resuelto, lo fácil, lo eficiente; se busca la inmediatez, en oposición al esfuerzo y la gratificación del logro paso a paso.Estar cerca de los hijos, a veces, resulta difícil y cansador, pero tremendamente enriquecedor, representa una oportunidad de crecimiento.

Escuchar detenidamente a los hijos sin inundar con lo propio, implica saber esperar, darse el espacio para sintonizar con ‘el’ o “ella” como alguien diferente.

La tendencia automática es casi no escuchar y suponer lo que el otro siente, piensa y/o necesita, pasando por alto la importancia de observar a ese ser que está ahí, que aunque sea mi hijo, tengo que darme el trabajo de entender en sus propias necesidades.

El proceso de conocer implica detenerse para mirar a un otro distinto, separado de mí, esto requiere por un momento dirigir la mente, detenerse y parar para calzar zapatos ajenos. Esta bonita aventura es crucial para la relación de los padres con sus hijos e hijas.

Se tiende a pensar que la figura paterna es más necesaria para el hijo varón y que la madre es el principal modelo de identificación para la hija mujer. Sin embargo, tanto la madre como el padre son importantes para ambos sexos. El vínculo padre-hija es fundamental para el desarrollo de la niña. El papá le enseña a respetarse, a sentirse bonita, a relacionarse con el sexo opuesto, a poner limites y saber cuidarse. El papá en el caso del hijo varón, es un importante modelo para identificarse e ir aprendiendo a ser hombre en el mundo.

Con optimismo veo en la consulta, cada vez más, papás preocupados por sus adolescentes. Hombres capaces de contener y entender, trabajando con esfuerzo la empatia y la aproximación al conocimiento más intimo de sus hijos.



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