La adolescencia y los grupos

La adolescencia y los grupos

Pasar de la niñez a la adolescencia es un proceso de crecimiento que genera un gran movimiento, tanto en el adolescente, como en los padres y su familia.

La transición del adolescente implica el pasaje del mundo del niño en la familia, hacia el mundo de los pares y de ahí, al mundo adulto.

El sentir: “yo pertenezco a esta familia” y “yo soy hijo de mi papá y mi mamá”, eran elementos fundamentales y casi suficientes para definir la identidad durante la infancia.

Esta pertenencia ya no basta para la conformación de identidad del adolescente, ahora debe salir a conquistar nuevos territorios, “distintas familias”, lugares, ideas e inspiraciones más propias. Además, comienza a darse cuenta que los padres “no lo saben todo” lo que desata una tremenda frustración. Los padres sufren entonces una fuerte descalificación – no siempre justa – pero necesaria para la diferenciación del joven.

A los adolescentes, ya no les acomoda sentirse amparados ni defendidos por los padres para enfrentar el medio que, a veces, se torna peligroso, desafiante y competitivo. 

Al desaparecer el mundo infantil, abundante de certezas y padres heroicos, y transportarse a un universo repleto de incertidumbres el adolescente se constituye como una estructura frágil en la búsqueda de identidad.

Las confusiones van desde lo bueno y lo malo, lo femenino – lo masculino, la niñez – la adultez.

Lo anterior lo lleva a aferrarse a fanatismos y convicciones muy cerradas. Ante su confusión mental, defiende sus ideas a ultranza, se protege con un discurso enérgico y defensivo siendo este un refugio para sentirse seguro. Quiere ser su propio constructor, el constructor de sí mismo, quiere elegir sus otros significativos, a sus compañeros de aventura, a sus camaradas.

El adolescente necesita autoafirmarse y para ello el grupo de pares es un espejo y sostén fundamental. Encontrar un lugar en el mundo de sus pares, en la comunidad de sus iguales es vital. Los amigos y compañeros de camino en esta compleja aventura son muy importantes, el crear juntos protege de la soledad y de la angustia ante lo nuevo.

Es por ello que se deben potenciar los espacios donde los adolescentes se vinculen ya sea por un proyecto, intereses en común, deportes etc.

Hoy es frecuente que el intercambio grupal se dé en el “ciberespacio”, (e- mail, chat). Lo complejo de este medio es que no siempre se da una comunicación honesta, el joven puede ser quien más quiere ser y no quien es: un adolescente bajo de estatura que se siente “nerd” se presenta alto y “muy bacán”, total nadie lo ve realmente.

Si los padres ven a sus hijos aislados o utilizando, como único medio de relación el computador, es fundamental consultar con un especialista. 

Desde mi experiencia, en estos casos, muchas veces la psicoterapia grupal resulta una experiencia muy enriquecedora para los jóvenes que, trabajando en grupo, vivencian con gran alivio el darse cuenta de que no son los únicos en esta difícil y compleja travesía.



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