AUTOESTIMA : El mejor regalo para un hijo

AUTOESTIMA : El mejor regalo para un hijo

Un aspecto muy importante en la vida es la AUTOESTIMA o valoración positiva de sí mismo.

Esta es una característica personal que marca todo lo que sentimos y pensamos acerca de nosotros y los demás.
Una persona insegura o con una baja autoestima, constantemente duda de sí misma, se siente poco importante, carente de interés para lo demás, con dudas sobre su aspecto físico e intelectual. La falta de confianza afecta las relaciones sociales, laborales de pareja y familia.

Es muy normal que los padres, sin darnos cuenta, celebremos las actitudes sobresalientes de algunos de nuestros hijos y los comparemos entre ellos. Esto suele ser el desencadenante de celos entre hermanos o fuertes rivalidades que no potencian el desarrollo de lo particular en cada uno, sino que generan mucha rabia y frustración.

Hace un tiempo, llegó a mi consulta Valentina, una adolescente de 15 años que se sentía muy deprimida por su fuerte timidez, le costaba mucho integrarse a los grupos; se refugiaba en los estudios, sintiéndose casi avergonzada por sus buenas notas; no podía valorar ese aspecto de sí misma. Se comparaba con su hermana, Ximena, de 13, que estaba llena de amigas y amigos y tenía un estilo muy extrovertido.

Al principio de la terapia, Valentina, sentía que lo único importante era hacerse de amigas y pertenecer a un grupo del curso que a ella le gustaba, pero donde no era muy aceptada. Constantemente, se comparaba con Ximena y le daba mucha rabia que hacer amigas para ella implicara tanto esfuerzo, sentía que para Ximena todo era fácil. Durante el tratamiento pudo ver lo idealizada que estaba su hermana menor, empezaron a aparecer ciertas dificultades en, Ximena, a quien por ejemplo, los estudios le constaban. Como Valentina la sentía tanto mejor y “perfecta” no podía verse nada bueno en ella misma.

La paciente se fue tranquilizando, nos centramos en que ella pudiera reconocer sus capacidades fuera conociendo y entendiendo sus dificultades de manera menos crítica. Valentina tenía un humor muy agudo del que no se había percatado y este recurso, entre otros, se fue desplegando. Algunas niñas de su curso comenzaron a acercarse y poco a poco se fue apuntalando en un grupo que la valoraba; algunas le pedían ayuda en algunas materias y esto fue generando un círculo virtuoso para la paciente. Valentina aprendió a valorarse y como buena adolescente comenzó a florecer.

A veces tendemos a ver como normal las conquistas propias y de nuestros hijos. Nos parece lógico, común y obvio el que nos vaya bien.

Se nos olvida que a los logros es necesario darles un espacio, reconocerlos y potenciarlos tanto en nuestros hijos como en nosotros. Es importante estimular lo bueno al interior de la familia, respecto de todos sus miembros.

Estar presentes y celebrar los aciertos, aspectos sanos y nutritivos por pequeños que sean.

 



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