La culpa permite la reparación

La culpa permite la reparación

La capacidad de experimentar culpa es propio de la mente humana, es necesario entenderla como una herramienta que abre camino a la reparación.

Muchas veces experimentamos culpa en relación  a cómo hemos actuado o pensado y sentido respecto de nuestras, parejas, hijos, jefes, amigos y compañeros de trabajo. 

La idea es realizar un trabajo comprensivo que despierte sentimientos amorosos, y compasivos con nosotros mismos, porque éstos son los que nos darán la fuerza para enfrentar lo que no nos gusta y nos permitirán generar distintas alternativas de reparación.

“Perdona no pude hacerlo distinto en ese momento, sabía que estabas enferma y no me hice el tiempo para venir a verte, como tenía culpa no te llamaba y así…”.


“Te traté mal, no me di cuenta, no entendí el tiempo y el esfuerzo que habías puesto en esta tarea, fui poco cuidadosa, te descalifiqué y no me detuve a mirar que había pasado”

“Me distancié, no supé cómo enfrentar la discusión que tuvimos por eso te dejé de hablar, sé que te hice daño, espero poder enfrentar nuestras peleas de mejor manera.”

Se puede describir lo que sucede con la culpa como una lucha entre dos aspectos de nuestro mundo interno. Una parte, la consciente, que  permite el reconocimiento de que se ha actuado o pensado mal. Esa es la parte que involucra nuestro razonamiento y la capacidad de ponernos en el lugar del otro.

El otro aspecto, menos consciente (o inconsciente), el de las experiencias y valores incorporados en la niñez y en donde residen los ideales en cuanto al tipo de personas que deberíamos ser, que nos enjuicia, sin perdón y que a veces se transforma en un juez muy exigente y cruel. Esta parte nos hace sentirnos tan mal que a veces nos sentimos tan perseguidos que no somos capaces de pedir perdón.

Como vemos para que se pueda generar reparación, si ha habido daño, primero es necesario reconocer humildemente que no lo pudimos hacer mejor.

 



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