
Enfrentar el verano, disfrutando con humor y creatividad, es un desafío importante. Más aún, cuando tenemos que desenterrar el bikini y las huellas del tiempo, la maternidad y otras han cambiado nuestro cuerpo.
En la consulta esto es un tema recurrente. Observo que todas, independiente de la edad, sentimos una exigencia importante de alcanzar una figura a lo menos esbelta. Afortunadamente, también he observado que de a poco vamos derribando este mito y enfrentamos la estación con mayor asertividad y aceptación.
Derribando mitos y potenciando la experiencia.
Siempre encontraremos a “aquellas” (a las que todas envidiamos un poco) que pese a ser grandes ejecutivas y madres de 4 hijos logran llegar al verano como nuevas. Pero el resto, por lo general, llegamos agotadas y nos enfrentamos a la realidad de que nos pilló el calor y no movimos un dedo.
Vivimos sentimientos encontrados porque a menos que tengamos una genética envidiable, nuestro cuerpo estará más suelto, con menos formas, un cambio que podríamos no querer afrontar. También vemos que algunas huellas corporales son para muchas signos de una de las más lindas travesías: la maternidad! Para otras en cambio, estas marcas son algo nada deseado.
La creatividad nuestra gran aliada
El cuerpo refleja las experiencias adquiridas en el tiempo, pero como preferimos mantenerlas en privado, echamos mano a soluciones de lo más creativas. Así nos sumergimos en la maestría de la moda y de tanto buscar llegamos a los accesorios que serán el mejor complemento de nuestro verano. El pareo, la parte de abajo del bikini más ancho o tipo short, nos salvan. Asimismo, muchas volvemos a usar traje de baño con gran actitud.
Entonces me pregunto, ¿Todo esto será por disimular nuestro cuerpo o será que estamos cambiando nuestro estilo y potenciando nuestra expertise?
Al parecer estamos cambiando, pero no hay transformación sin duelo. Es decir, cada vez que pasamos etapas debemos dejar otras atrás. Así por ejemplo, entender que ya no contamos con el mismo cuerpo de antes o que los esfuerzos que ayer nos permitían bajar unos kilitos de forma flash, hoy no son suficientes.
Aunque suene cliché o repetido, es importante entender que enfrentar nuestros cambios con cariño propio es clave para que los otros los acepten de igual manera. Cuando pensamos que ya no somos atractivas como antes, deberíamos sentarnos y reflexionar: ¿cómo no va a ser atractiva la experiencia y madurez? Esto es en gran medida una cuestión de actitud.
Hoy tenemos un estilo que podemos potenciar gracias a la experiencia ganada. A veces basta con valorar lo que tenemos y entender quién mejor que nosotras mismas podemos lograr que nos admiren, aunque sea con unos kilos de más. Tomar la vida con liviandad y humor es una interesante estrategia!!!